Sobre Sobornos y Corrupción
Esta es la decimosexta entrega de una serie sobre Cómo Iniciar una Empresa de Negocios como Misión (BAM).
El “funcionario” de impuestos se sentó en nuestra oficina y dijo: “Hay un problema con sus libros contables.” No lo había, pero sabíamos cómo era el juego y lo que venía. “Probablemente habrá una multa de $1000.” Esperamos. “Pero, por $200 puedo solucionarlo.”
Teniendo un firme compromiso desde el principio de no someternos al soborno ni a la extorsión, respondimos: “No, gracias. Nos arriesgaremos en la corte.” El funcionario se fue y nunca volvimos a escuchar nada de él ni del gobierno.
El soborno es una norma global. Es más evidente en las naciones en desarrollo, pero no es menos real en el mundo desarrollado. Se remonta a tiempos bíblicos y, si queremos ser fieles a nuestro mandato de la Gran Comisión, debemos manejarlo de acuerdo con los principios bíblicos. ¡No te sorprendas! No estás simplemente dirigiendo un negocio—estás avanzando el reino de Dios en territorio hostil. Entonces, ¿cómo operas de una manera que honre a Cristo, sin comprometer la integridad cuando todos a tu alrededor esperan sobornos y tratos bajo la mesa? Veamos algunos principios prácticos y espirituales para guiarte a través de este campo minado.
1. Comprender el Panorama: Conoce las Realidades
Antes de empezar, es importante reconocer la realidad de la corrupción con la que estás lidiando. La corrupción es como un pantano, y es fácil quedar atrapado si no miras bien dónde pisas. En muchos países, el soborno es la forma en que se hacen las cosas. Los funcionarios del gobierno esperan “regalos” para los permisos, los grupos de crimen organizado exigen “cuotas de protección”, e incluso los servicios más básicos a menudo requieren dinero bajo la mesa.
Es tentador pensar: “Bueno, así son las cosas. Puedo comprometerme un poco para arrancar el negocio.” Pero ese tipo de pensamiento abre una puerta peligrosa. Como cristianos en los negocios, estamos llamados a caminar por un camino diferente, aunque sea el más difícil. (Efesios 4:1)
¿Por qué esto es importante?
La integridad construye confianza – Los clientes, empleados e incluso los funcionarios locales llegarán a respetarte más si te mantienes firme en tus valores, aunque ellos no los compartan. La gente sabrá que si dices algo, lo cumples. Tu “Sí” es “Sí” y tu “No” es “No.” (Mateo 5:37)
Ser testigos a través de acciones – Tu negocio no se trata solo de obtener ganancias; se trata de hacer una diferencia y mostrar a Cristo en cada acción. ¡Comprometerse con el soborno diluye tu testimonio, y rápido!
2. Estar Preparado para la Presión: Mantente Firme en la Integridad
Seamos honestos: habrá presión. Ya sea en forma de insinuaciones sutiles o demandas directas, enfrentarás situaciones en las que alguien espere un soborno o dinero de extorsión. Pero tu respuesta a esa presión definirá el futuro de tu negocio y tu misión. La Biblia es clara respecto al tema del soborno. Proverbios 17:23 dice: “El impío acepta sobornos en secreto para torcer el curso de la justicia.”
El soborno no solo tuerce las reglas, las rompe. Crea un sistema injusto, perpetúa la injusticia y perjudica a las mismas personas a las que intentas servir. Si participas en el soborno, estás alimentando el ciclo de corrupción que atrapa a las personas en la pobreza y la opresión. El concepto del Antiguo Testamento sobre el soborno es un regalo para pervertir la justicia y oprimir al débil; ¡esto es algo que Dios aborrece!
Pasos a seguir:
Establece una política clara – Haz saber desde el principio que tu empresa no paga sobornos. Ponlo por escrito, compártelo con los empleados y sé vocal al respecto. Si es necesario, imprímelo y cuélgalo en la pared. Esto ayuda a crear y apoyar una cultura de integridad en tu empresa.
Practica decir no – Esto puede sonar extraño, pero acostúmbrate a rechazar cortésmente las demandas de sobornos. Haz simulacros con un amigo o, mejor aún, con tus empleados. No es necesario ser grosero, solo firme. Una táctica podría ser decir algo como: “Tenemos una política de no hacer pagos adicionales, pero estamos dispuestos a trabajar juntos para encontrar otra solución.”
Hace años, viajaba por un país excomunista y llevaba una gran cantidad de dinero en efectivo. Esto fue antes de las transferencias electrónicas, tarjetas de crédito y cajeros automáticos. Tuve que mostrarlo en la aduana, y el funcionario seguía mirando el fajo de billetes en su escritorio y luego me miraba a mí. Era obvio que quería que deslizara parte del dinero para él. No dije una palabra (lo cual no fue un problema ya que mi ruso era muy limitado). Solo lo miré con la expresión más calmada y tonta que pude. Esto continuó durante 15 minutos: miradas que decían, “¡Dame!” y “No.” Finalmente, frustrado, el guardia me devolvió el dinero y levantó las manos al aire. Sonreí, tomé el dinero y me fui. ¡Uf!
3. Enfócate en Construir Relaciones
La corrupción prospera donde las relaciones son superficiales y transaccionales. Una de las mejores maneras de evitar caer en la trampa del soborno es construir relaciones auténticas y fuertes con los actores clave: funcionarios del gobierno, proveedores e incluso competidores. Tener amigos en lugares influyentes puede ser algo bueno y saludable.
Tómate el tiempo para conocerlos. Trátalos con respeto. Encuentra puntos en común. Cuando las personas te conocen y confían en ti, es menos probable que esperen o exijan un soborno. Además, comenzarán a decirle a los demás que no se molesten en intentar extorsionarte porque eres una persona de honor.
Ejemplo práctico:
Un emprendedor BAM en África Oriental compartió cómo construyó relaciones con funcionarios locales siendo honesto sobre sus valores pero también profundamente respetuoso con su autoridad. Los invitaba a su empresa para eventos comunitarios, les presentaba a su equipo y construía una relación que llevaba al respeto mutuo. Cuando vieron que no era solo otro empresario tratando de hacer dinero, dejaron de presionar por sobornos e incluso ofrecieron ayuda para navegar la burocracia.
4. Proporciona Valor Alternativo
Aquí es donde entra en juego la creatividad. A veces, las personas piden sobornos porque realmente necesitan el dinero o no conocen otra manera de resolver sus problemas. Esto suele ser el caso con los funcionarios de menor nivel, como policías o inspectores de impuestos. En lugar de pagar un soborno, busca formas de proporcionar valor que se alineen con la misión de tu negocio.
Quizá ofrezcas a los funcionarios del gobierno local capacitación gratuita o consultas sobre desarrollo empresarial. Tal vez inviertas en proyectos comunitarios que beneficien a todos y demuestres que estás allí para ayudar, no para explotar. Al crear valor de una manera que beneficie a toda la comunidad, puedes reducir la presión para pagar sobornos. Es interesante notar que la palabra hebrea para “soborno” también es la palabra para “regalo.” En el contexto adecuado, dar valor para fomentar la confianza y la relación es muy diferente a un soborno, un regalo que pervierte la justicia.
Conclusión clave:
Cuanto más inviertas en ayudar a los demás, más cambiarás la conversación de los tratos bajo la mesa hacia la creación de valor real. Y cuando las personas vean tu negocio como una fuerza positiva, serán más propensos a apoyarte, incluso sin sobornos.
5. Sé Transparente y Responsable
En una cultura de sobornos, la transparencia puede ser tu mayor escudo. Establece sistemas claros en tu negocio que muestren exactamente a dónde va el dinero y cómo se toman las decisiones. Esto incluye llevar registros impecables, auditar tus finanzas con regularidad y contar con una rendición de cuentas externa cuando sea necesario.
Tener transparencia en tus finanzas y operaciones también puede ser un poderoso disuasivo para cualquiera que intente extorsionarte. Si saben que estás pendiente de cada centavo y estás dispuesto a exponer la corrupción si es necesario, pueden retroceder.
Estrategias de responsabilidad:
Transparencia financiera – Comparte tus informes financieros con socios o asesores de confianza. Decirle a quien busca un soborno que tus asuntos financieros son muy abiertos y públicos es un fuerte disuasivo contra la corrupción.
Auditorías externas – Contrata a un auditor independiente para revisar tus libros una vez al año. Esto no solo ayuda a detectar errores, sino que también genera confianza con los actores externos.
Participación comunitaria – Deja que tu comunidad sepa a dónde van tus ganancias, especialmente si estás invirtiendo en proyectos locales. Esto genera buena voluntad y reduce la posibilidad de ser blanco de sobornos.
6. Prepárate para el Costo de la Integridad
Habrá costos. Puedes perder contratos. Puedes enfrentar retrasos en los permisos. Incluso podrías ser acosado por funcionarios locales o enfrent arte a amenazas de violencia por parte de la mafia local. Caminar en integridad no siempre es fácil, y puede parecer que está ralentizando el progreso de tu negocio.
Un amigo cercano mío en Asia Central fue amenazado de muerte si no contrataba a un matón de la mafia como “empleado de protección.” La historia terminó con que el gánster que emitió la amenaza fue asesinado el día antes de que prometiera hacerle daño a mi amigo.
Pero aquí está el punto: la economía de Dios no funciona como la economía del mundo. Proverbios 28:6 nos recuerda: “Mejor es el pobre que camina en integridad que el rico que anda en perversidad.” Dios honra a aquellos que caminan en integridad, incluso cuando cuesta algo desde el principio.
De hecho, las historias de emprendedores BAM exitosos a menudo involucran momentos en los que eligieron la integridad sobre el beneficio, y Dios proveyó de maneras que nunca esperaban. A veces, un retraso abre la puerta a una mejor oportunidad. A veces, perder un contrato es la forma en que Dios te protege de un problema mayor en el futuro.
7. Confía en la Provisión de Dios
Tu confianza no está en tu capacidad para navegar la corrupción, ni en los sistemas del mundo. Tu confianza está en Dios. Él es quien te llamó a este negocio para Su gloria, y Él es quien lo sustentará.
Sí, sé sabio. Sí, sé estratégico. Pero no pierdas de vista el hecho de que tu negocio BAM está, en última instancia, en las manos de Dios. Cuando eliges la integridad, estás poniendo tu fe en Él para proveer, y Él lo hará.
Como nos asegura Filipenses 4:19: “Y mi Dios suplirá todas sus necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Dirigir un negocio en un país corrupto puede ser difícil, pero la provisión de Dios es mayor que cualquier desafío que enfrentes.
Reflexión Final: No Estás Solo
Recuerda, no eres el primer emprendedor cristiano que enfrenta estos desafíos, y no serás el último. Muchos han pasado por esto antes que tú, y muchos están caminando junto a ti en este momento. Busca sus historias, aprende de sus experiencias y rodéate de una comunidad que te anime a mantener el rumbo.
Iniciar un negocio BAM en una cultura corrupta es como construir una casa sobre un fundamento sólido en medio de una tormenta. Los vientos pueden soplar, pero si tu fundamento está basado en los principios de Dios, tu casa permanecerá firme.
Cuando te mantienes fiel a tu misión, no solo estás dirigiendo un negocio: estás avanzando el reino de Dios en uno de los lugares más difíciles de la tierra. Y eso, amigo mío, vale cada desafío.
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